Últimamente se comenta mucho si un parto sin epidural es mejor o peor para el proceso …Otros comentan que si los avances son para algo y que no hay necesidad de sufrir… Cada vez más hospitales optan por partos menos intervenidos. La epidural pasa a ser un complemento y no necesariamente una parte fundamental del protocolo. Otras veces no se trata de decidir parto con o sin epidural… sino que pueden existir razones médicas que contraindiquen la administración de esta técnica.
¿Epidural sí o no?
Una misma decisión puede ser tan buena para una mujer, como mala para otra y todas son respetables.
Al igual que dar el pecho o biberón no te hace mejor o peor madre, ponerse la epidural o no, no define tus capacidades. Todo depende de tus deseos y decisiones. Capaces y valientes somos todas.Para ayudaros a tomar una decisión informada primero hablaremos de lo que es la epidural.
Anestesia epidural para el parto
La epidural para el parto es una técnica de anestesia en la que se introduce un catéter en la espalda a través del que se suministran anestésicos para disminuir el dolor de las contracciones. Y recalcamos que disminuye el dolor, no desaparece por completo. La epidural es una analgesia, no una anestesia, par poder conservar la movilidad y la sensación del tacto. La madre seguirá sintiendo la contracción sin dolor o muy poco.
¿Qué efectos secundarios tiene?
- El parto es más lento, en concreto la fase del expulsivo, en la que la madre debe colaborar y empujar.
- Un parto con epidural tiene más probabilidades de acabar siendo un parto instrumental, con fórceps o ventosa.
- Las mujeres que optan por la anestesia epidural en su parto pueden tener fuertes dolores de cabeza en los días posteriores a dar a luz.
- Los dolores lumbares pueden ser también pequeñas secuelas de la epidural en los días posteriores al parto.
¿Cómo es un parto natural sin epidural?
A veces es por miedo a los efectos secundarios de la anestesia, pero la mayoría de mujeres que optan por este tipo de parto es porque quieren vivir su parto de una manera diferente, siendo consciente de todo el proceso y para evitar intervenciones.
Generalmente la epidural trae consigo más intervenciones. En la mayoría de los hospitales se usa una epidural que imposibilita levantarse de la cama, es infrecuente que un parto con epidural no requiera oxitocina, existe mayor dificultad para empujar, aumenta la probabilidad de requerir instrumental para el expulsivo (ventosa, espátulas o fórceps), que suelen requerir en casi el 100% de las veces episiotomías que afectarán en menor o mayor medida al suelo pélvico.
Lo ideal sería no interferir en el proceso del parto excepto cuando sea necesario. Toda intervención conlleva alteraciones del proceso fisiológico normal. Los partos naturales sin anestesia son partos que precisan de una menor intervención médica.
¿Cómo parir sin dolor?
Un parto natural sin epidural conlleva una preparación especial. Entrenar nuestro cuerpo y nuestra mente es indispensable para acercarnos seguras al momento del parto.
El miedo genera una gran tensión muscular y emocional que, a su vez, produce más dolor. Por eso, los profesionales que realizamos preparación al parto hacemos hincapié en la necesidad de romper el círculo miedo–tensión–dolor a través de una buena información. Acudir a las clases de preparación al parto te hará confiar en que nuestro cuerpo está preparado para dar a luz y aprenderás aquellas técnicas que te ayudarán a sobrellevar el dolor.
Muchas veces escuchamos cómo se equiparan los dolores de parto a los de una regla dolorosa, sobretodo en los inicios de la dilatación. Las contracciones de parto van ganando intensidad progresivamente. A medida que la dilatación avanza lo normal es que no podamos hablar durante una contracción, ni andar. La frecuencia de las contracciones también va siempre en aumento. Por esto cada vez tenemos menos tiempo para recuperarnos entre contracción y contracción. Si nos cansamos en exceso la sensación de dolor o incomodidad puede acentuarse independientemente de que las contracciones sigan siendo igual de intensas.
Las buenas noticias son que estos dolores pueden hacerse mucho más llevaderos con las técnicas que te explicamos a continuación:
- Visualizaciones: Hay que relajar la mente. Disponemos del poder de nuestra imaginación y de nuestra mente, crear y visualizar imágenes que nos relajan. Además, si practicamos las visualizaciones antes del parto, luego nos meteremos en ellas con mucha más facilidad.
- Respiración: Aprender a respirar profundamente y a liberar el diafragma, es fundamental para que el cuerpo se relaje y el feto reciba el oxígeno que necesita.
Hay varios tipos de respiración que podemos practicar, aunque cada vez se apuesta más porque cada mujer siga los dictados de su propio cuerpo. - Ejercicios de relajación: Con los ejercicios de tensión–relajación muscular aprendemos a darnos cuenta de cuándo estamos en tensión, qué músculos están implicados y, también, cómo podemos relajarlos. Esto permite no acumular dolor durante las contracciones, y descansar plenamente después de cada una de ellas.
- Baño de agua caliente: El agua caliente relaja con gran eficacia la musculatura abdominal. Además de reducir el dolor, si el parto está bien instaurado, puede acelerar la dilatación. Cada vez son más los hospitales que ofrecen salas de dilatación individuales con bañera.
- Masajes: A la mayoría de mujeres les gusta recibir masajes en aquellas zonas que acumulan más tensión. El cuello, la parte baja de la espalda, etc.
- Cambios de postura: Buscar una postura que nos alivie cambia la percepción del dolor. Las posturas verticales (en cuclillas o de pie, con las rodillas ligeramente flexionadas), nos alinean con la fuerza de la gravedad y aumentan el diámetro total de la pelvis, por lo que son recomendables en las primeras fases del parto. Resultan más cómodas y suelen acelerar las contracciones. Las mujeres que sufren dolor de espalda, sin embargo, prefieren arrodillarse con las manos en el suelo(postura de cuadrupedia), ya que sienten gran alivio al liberar del peso la columna y el sacro.
- Música: La música reduce los niveles de estrés, puede distraernos del dolor, e introduce un ritmo que podemos utilizar para acompasar la respiración, o para ayudarnos en las visualizaciones.
- Acompañamiento: El apoyo de la pareja o persona que decidas que te acompañe nos ayuda a superar los momentos duros. Su misión es respetar nuestro silencio, darnos un masaje si estamos doloridas, distraernos y recordarnos que todo va bien. Recuerda acudir con tu acompañante para el parto a las clases de preparación al parto.
Hay partos sencillos, y partos complicados, al igual que partos cortos y largos. Aunque hayamos decidido afrontar nuestro parto sin epidural, debemos estar abiertas a la posibilidad de cambiar de opinión en el proceso.
Es importante confiar en nuestras fuerzas, pero también no vivir como un fracaso tener que recurrir a la anestesia.
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